jueves, 21 de julio de 2011

LA BANCA

            Un caso típico: Un joven emprendedor decide lanzarse a la aventura de montar un negocio para el cual necesita pedir un crédito a su caja de toda la vida. En la sucursal, naturalmente, le piden algo con que avalar el préstamo. El joven no tiene patrimonio, por lo que recurre a sus padres, unos padres ya jubilados cuya única propiedad es el piso donde viven. Así pues, pese a las reticencias de éstos, presenta como aval dicho piso. Fabuloso, la caja le da el préstamo y ya puede comenzar a trabajar. Pero las cosas no salen como el joven esperaba y comienza a no poder afrontar los pagos del crédito. Inmediatamente, la entidad bancaria inicia los tramites de embargo del piso de sus padres. Consecuencia, toda la familia en la calle y en la ruina. Drama familiar.

            La pregunta que yo hago, ¿quién es el responsable de esta situación?, ¿el joven por avalar un crédito con la única propiedad de que disponen sus padres, aun siendo la única opción para poder emprender una aventura empresarial? o, por el contrario, ¿es la entidad financiera por conceder un crédito en una situación así?

            En mi modesta opinión, la máxima responsabilidad (que no toda) la tiene la banca, para eso tienen unos técnicos con no pocos estudios económicos, masters, etc. y que, raras veces, tiene el solicitante. De la misma forma que no es posible avalar un préstamo con la vida de uno (o con un trozo de brazo), tampoco debería permitirse el aval con bienes de primera necesidad como es la vivienda principal. Al igual que en otros colectivos, ¿por qué no existe un código deontológico en la banca que impida estas situaciones?, ¿por qué no existe una ética en el negocio bancario?

            En el fondo es sencillo. Al igual que en otros negocios, la banca también debe asumir riesgos (recordemos que es el único negocio que nunca pierde). Si uds., señores banqueros, deciden conceder ese tipo de créditos, háganlo, pero sin ese tipo de avales, encarezcan si es necesario el préstamo y arriesguen, igual que un fontanero o un carpintero que hace un trabajo se arriesga a un impago por parte de su cliente.

            Y en cuanto a la dación en pago, la banca nos amenaza con el encarecimiento de los créditos hipotecarios, si se permite la entrega de la vivienda como pago de la hipoteca, e incluso con la quiebra del sistema porque se entregarían muchísimas viviendas. Y bien, ¿dónde está el problema?, ¿no es ese acaso el riesgo de su negocio?

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